TREGUA DE NAVIDAD 1914

     La tregua comenzó en la víspera de la Navidad el 24 de diciembre de 1914, cuando las tropas alemanas comenzaron a decorar sus trincheras, luego continuaron con su celebración cantando villancicos: específicamente "Stille Nacht" (Noche de paz). Las tropas británicas en las trincheras al otro lado respondieron entonces con villancicos en inglés. Soldados que se habían estado matando entre sí durante meses, salieron de sus trincheras empapadas para buscar un resquicio de humanidad entre horrores de la Primera Guerra Mundial. En los Campos Flandes, a través de la divisoria entre trincheras una tregua devolvió durante unas horas el espíritu.                                             

     En esta fotografía se puede observar como un soldado alemán del centésimo tercer regimiento sajón, se cala el sombrero de un soldado británico mientras que este comparte asiento en una zanja con otros soldados alemanes en Warneton, Bélgica.

     
Una escultura conmemora- tiva de la Tregua de Navidad del 24 de diciembre de 1914, durante la Primera Guerra Mundial, se exhibe en la recepción del Estadio Britannia. Titulada "All Together Now", muestra a dos soldados, uno británico, otro alemán, saludándose a su lado con un balón de fútbol. 

      El 24 de diciembre de 1914 apenas transcurridos los primeros meses desde el inicio de la Primera Guerra Mundial, alemanes y aliados batallaban en los frentes de Bélgica y Francia. Desde sus trinchera, los soldados del imperio alemán y las tropas británicas intercambiaban disparos sobre una franja que no pertenecía a ningún bando. Dicen que tras vocear promesas como «Tú no disparar, nosotros no disparar», algunos de los hasta entonces enemigos se disfrutaron mutuamente cantando villancicos . Otros salieron de las trincheras para estrecharse la mano y fumar juntos. Muchos acordaron que la tregua seguiría en vigor el día de Navidad, para poder verse de nuevo y enterrar a los muertos. Cada bando ayudó al contrario a cavar tumbas y celebrar ceremonias, incluso en una de ellas un capellán escocés hizo una lectura bilingüe de un salmo. Los soldados intercambiaron comida y regalos que les habían enviado desde sus casas, y botones del uniforme para guardarlos de recuerdo, y jugaron a fútbol. Todos los soldados se solidarizaron con el enemigo y ninguno quería acabar con la guerra y volver a la guerra, pero los superiores sí, y amenazaron con castigar a quien desobedeciese. Y así con el año nuevo los soldados volvieron a la guerra. Sin embargo en sus cuadernos dejaron grabados el grato recuerdo de aquella tregua

                                                              






















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